Los duendes existen... Y viven en Dublín
Este blog no es de historia, sino de historias.
Aunque un poco más adelante les cuento un poco sobre la historia de esta gran ciudad, Dublín.
Todos hemos estado alguna vez en un pub irlandés, hay en todos los rincones del mundo.
No recuerdo exactamente cuándo fue pero sí lo mucho que me divertí, lo bien que me lo pasé en una celebración de San Patricio en la ciudad donde vivía por aquel entonces, Buenos Aires, bailando con amigos bajo una lluvia torrencial. Poco sabía sobre la historia de San Patricio por aquel momento. Sólo que se celebraba en pubs, bebiendo. Y que había que vestirse de verde, o tener algo verde.
Unos años más tarde, ya con un poco más de conocimiento de la historia de Irlanda, una amiga me propuso festejar un San Patricio en Dublín, en seguida le dije que sí! No tenía mucha idea de qué esperar. Pero si en Buenos Aires, a más de 10.900km lo había disfrutado tanto aquella vez, en Dublín iba a ser como mínimo, espectacular.
Iba a ser sólo una escapada de 2 noches, y aunque ya habían pasado 10 años de aquel baile bajo la lluvia, me seguía sintiendo jóven asique fuimos.
Como vivíamos en países diferentes, lo organizamos todo como para encontrarnos en un sitio que fuera fácil de encontrar. Y ahí nos encontramos las 2, el 16 de marzo de 2014, en la fábrica de Jameson, el whiskey. No se que nos pasaba que no podríamos reencontrarnos en un parque en el centro, tenía que ser bebiendo, brindando. La juventud.
No digo que Dublín sea una ciudad alcohólica, para nada... Aunque sea famosa por sus destilerías y la fábrica de la cerveza Guinness, pero sin duda alguna si quieres beber y celebrar lo que sea, es una ciudad fantástica para eso gracias al ambiente, los pubs con música en directo, la amabilidad y buen humor de los irlandeses, todo.
El escritor irlandés Flann O’Brien dijo una vez, mientras brindaba con una Guinness “Cuando la vida se vea negra como la hora de la noche, una pinta de Plain Porter es lo único que te puede ayudar”
Volviendo al tema, San Patricio en Dublín es verde. Toda la ciudad se tiñe de ese color.
Todos se vuelven duendes por un día, o 4 días en verdad, que es lo que duran las fiestas para el patrono de la ciudad. Pelucas de pelo naranja, ropa a rayas, gorros verdes, pintura verde en la cara, tréboles, bailes y desfiles con carrozas donde grandes y chicos disfrutan a partes iguales de la historia de la ciudad.
Y yo no iba a ser menos..
Pero Dublín no es solo bares, alcohol y fiesta, para nada. Es una ciudad con una cultura e historia impresionante.
Dublín es su castillo, es el Trinity College, es la Catedral de San Patricio y también es la Catedral de Christ Church.
Es el parque de St. Stephen Green, el impresionante Phoenix Park con el zoo de Dublín, la zona comercial con el Spire mirándolo todo.
Son las calles empedradas con los edificios color ladrillo de estilo georgiano y, por supuesto, la estatua de Molly Malone y su canción! Según la canción popular irlandesa, Molly Malone es una vendedora ambulante de pescado de día y prostituta de noche. Aunque ha habido intentos para comprobar que se trata de una figura histórica, no pudo confirmarse.
Dublín es el Temple Bar y sus alrededores..
Y lo pude comprobar 3 años más tarde, al volver a Dublín fuera de la temporada de celebraciones de San Patricio, donde aproveché para hacer turismo por la ciudad y visité los impresionantes acantilados de Moher, Galway, ciudad puerto en la costa oeste de Irlanda y el Parque Nacional Wicklow Mountains, donde se conocen Holly y Gerry en la película “Posdata: Te quiero”
Dublín es una ciudad moderna con una enorme historia literaria reconocida mundialmente y prestigiosas figuras, entre las que se encuentran premios Nobel como William Butler Yeats, George Bernard Shaw y Samuel Beckett. Otros escritores notables son Oscar Wilde, Bram Stoker, Brendan Behan, Maeve Binchy y Roddy Doyle. La ciudad, sin embargo, es discutiblemente más famosa por ser el escenario de muchas obras de James Joyce: Dublineses es una colección de relatos breves sobre incidentes y típicos habitantes de la ciudad de principios del siglo XX. Su novela más célebre, Ulises, también se sitúa en Dublín y presenta numerosos detalles locales.
Su historia es más que interesante también...
Los celtas llegaron a la bahía hacia el año 700 a.C., convirtiéndose al cristianismo en el siglo V, por obra del famoso mencionado San Patricio. La religión cristiana es algo que marcó el devenir de Irlanda hasta nuestros días.
En el siglo IX los vikingos llegaron a la zona y fundaron un área comercial en la orilla sur del río Liffey a la que llamaron Dubh Linn (laguna negra), mientras los celtas permanecían en la orilla norte del río, un lugar al que denominaban Baile Átha Cliath (asentamiento del vado de cañizo).
En el 1014, el rey irlandés Brian Ború, uno de los grandes héroes irlandeses, derrotó a los vikingos y los expulsó de Irlanda.
Pero a partir del siglo XII la ciudad de Dublín fue controlada por los normandos cuando Enrique II envió sus tropas en 1170 y un año después Irlanda pasó a ser Señorío de los reyes normandos de Inglaterra.
Dublín se convirtió en sede del poder militar y judicial y comenzó una época de constante crecimiento con la llegada de ingleses, holandeses y judíos.
Hacia 1350 los señores feudales irlandeses comenzaron a rebelarse contra la dominación normanda.
Enrique VIII, que se sublevó contra el Papa, trató de imponer el protestantismo en todos sus territorios, algo a lo que se opusieron los católicos irlandeses. En 1534 Enrique VIII aplastó la rebelión e inició grandes reformas para convertir Irlanda al protestantismo disolviendo los monasterios. Poco después los irlandeses perdían su escasa autonomía.
En 1541 se suprime el Señorío de Irlanda y nace el Reino de Irlanda, que continuó con la política de acabar con los católicos. Así, en 1592 fue fundada por Isabel I la primera Universidad de Irlanda, el Trinity College que, edificada en el terreno confiscado a un monasterio, estaba destinada sólo a los alumnos protestantes.
Los irlandeses continuaron resistiendo al protestantismo hasta que fueron derrotados en la Batalla de Kinsdale en 1601. En este año se dictó el Acta de Supremacía por la que los altos cargos sólo podían ser para ingleses y protestantes.
Luego de varias rebeliones más, donde hay que destacar el espíritu libre de los irlandeses, a pesar de la gran hambruna y los constantes impedimentos de progreso y liberación por parte de la corona Inglesa, se declara el Estado Libre de Irlanda en el año 1922 hasta proclamarse la República en el 1949, después de la 2da Guerra Mundial.
Pero no fué hasta 1973, cuando Irlanda se integra en la Unión Europea, que despega de un modo imparable.
Los últimos años han dado un viraje completo al paisaje de Dublín, grandes empresas se han instalado en la capital y nuevos edificios han cambiado la foto de la ciudad.
Hoy es una ciudad muy turística visitada por miles de europeos por el espíritu de libertad y juventud que respira.
Sin dudas es una escapada magnífica que espero poder repetir pronto.
Mientras tanto tengo en mis recuerdos las historias.