Mi nuevo viaje a Gran Canaria

Mi nuevo viaje a Gran Canaria

Hacía como 22 años que no viajaba a las Canarias. Para que entiendan lo que eso significa para mi, les cuento que mi madre es de Las Palmas, y de pequeña iba bastante seguido.

Tengo varios tíos aún viviendo en la isla, que hicieron de mi viaje una aventura.

Rodeada de agua, bañada por el mar atlántico, encontramos playas de arena blanca en el sur y otras de arena negra en el norte, de origen volcánico.

Me sorprendió, porque no recordaba mucho, lo árida que es la isla… Pero solo hasta que vas a la montaña, que es un gran bosque en altura. Aunque si vas al Roque Nublo, vas a ver un gran paraje lunar.

En todos estos años hicieron una fantástica red de carreteras que te dejan recorrer la isla de norte a sur en poco menos de 1 hora.

Pero déjame ir por orden, aunque no me caracterizo por centrarme mucho en mis relatos.

Como les iba diciendo, en la isla tengo familia. Una de mis tías tiene una casa muy bonita en Teror. Que, sinceramente, es uno de los pueblos más bonitos que vi en mi vida. Ubicado en pleno corazón de la isla, en este pueblo encontrarás calles adoquinadas, balcones colgantes y si continúas caminando, una basílica que data del S.XVIII, declarada Bien de Interés Cultural. Un lugar de gran valor simbólico para todos los isleños, donde reina la Virgen del Pino, patrona de la isla.

Basílica de Teror

Basílica de Teror

Pero mi viaje a Gran Canaria empezó recogiendo un coche en el aeropuerto para presentarme en casa de mi tía, quién me esperaba para desayunar con uno de los quesos más ricos que probé hasta ahora… Es que los quesos canarios… Y las papas arrugadas… Y la pata asada…

Luego de probar esos manjares, nos dimos un paseo por la zona de la playa de Las Canteras y el puerto de Las Palmas.

Las Canteras

Las Canteras

Es que en plena capital de Gran Canaria existe una pecera gigante y sin cristales, Las Canteras. Una kilométrica playa con un fondo marino sorprendente, protegida por una barrera natural de piedra y coral. Una playa urbana vibrante, como la propia ciudad, que no debes perderte si visitas la capital.

Por la calle La Naval, cerca del puerto de Las Palmas, hay muchas tiendas donde aprovechar los precios sin impuestos de la isla ;)

El barrio más antiguo de Las Palmas es Vegueta, de calles estrechas que han vivido más de 500 años por las que han pasado piratas, guerreros y moradores, cuyas historias han dejado huella en cada uno de sus rincones. También en el centro de la ciudad encontramos el barrio de Triana, llamado así por las similitudes que tenía con el barrio sevillano en sus comienzos. En contraste con el barrio de Vegueta, que con sus estrechas callejuelas y vetustos edificios le transportan a la Edad Media, el barrio de Triana es más burgués, debido a que muchas familias de mercaderes locales, andaluces, ingleses, malteses y daneses se asentaron aquí. Por ello se explica que la calle principal que atraviesa todo el distrito posea un despliegue tan colosal de estilos arquitectónicos de los siglos XVIII al XX. A pesar de las casas modernas que se construyeron al principio de la calle, toda ella fue declarada monumento histórico nacional.

Catedral de Santa Ana de Canarias

Catedral de Santa Ana de Canarias

Otro día lo dedicamos al sur. Empezamos por el Puerto de Mogán, puerto marinero y encantador con sus calles coloridas llenas de buganvillas, estrechos canales y una pequeña playa resguardada, ideal para darse un baño.

Puerto de Mogán

Puerto de Mogán

De camino a Maspalomas hay varios pueblos costeros muy bonitos que vale también la pena visitar como Tauro, Taurito, Puerto Rico y Arguineguín.

Bien al sur de Gran Canaria encontramos un desierto de arena dorada que nació donde nadie lo esperaba. Las dunas de Maspalomas te reciben con sus cuatrocientas hectáreas de extensión a los pies del océano Atlántico y su antiguo faro, que guía sus pasos desde 1890, hoy convertido en el inicio de un moderno boulevard.

Faro de Maspalomas

Faro de Maspalomas

De camino nuevamente al norte, pero muy cerca de Maspalomas, nos encontramos con Playa del Inglés. Sitio más turístico, con mucho ocio todo el día.

También hicimos paradas obligadas en sitios menos turísticos pero con mucho encanto, como la Playa de Las Burras, cerca de Playa del Inglés, o Playa de Hombre, más al norte, en Telde… Zonas en las que mi madre vivió de pequeña.

El día más especial, sin dudas, fue cuando hicimos la ruta del norte y centro de la isla. Empezamos en la zona del Puertillo, en la playa de Las Salinas y Los Charcones, donde hay piscinas naturales donde la gente de pueblos como Teror o Arucas suelen bajar para bañarse. 

Los Charcones

Los Charcones

Siguiendo hacia el Noroeste de la isla llegamos hasta el Faro de Punta Sardina, rodeado de aguas azules y acantilados. Hay que tener cuidado en la época del año que se visita porque es muy ventoso… Casi pierdo el móvil en varias oportunidades haciendo fotos :)

Mis tíos en el Faro de Sardina :)

Mis tíos en el Faro de Sardina :)

Luego fuimos hacia Agaete. Un lugar en el que perderse para volver a encontrarse, rincón favorito de muchos isleños y turistas, es el Puerto de las Nieves.

Los cafés en el muelle, sus piscinas naturales o una puesta de sol que despide los días junto al descomunal acantilado que pone de fondo la cola de dragón.

Un pequeño pueblo pesquero donde olvidarse de cualquier problema.

Luego de un bañito en la playa de arena negra, nos dirigimos a la montaña.
Montaña arriba(muy arriba) atravesamos diferentes pueblecitos donde degustamos (más) quesos y pudimos apreciar unas vistas preciosas con las nubes a nuestros pies. Luego de una breve parada en Artenara, pequeño pueblo de montaña lleno de casas-cueva situadas al borde de la ladera.

Siguiendo carretera arriba llegamos a Tejeda, catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España, la primavera hace florecer en Tejeda un universo de colores. Famoso por sus almendros, de donde se elaboran artesanalmente infinidad de dulces típicos como el “bienmesabe” o los “mazapanes”… Unas delicias que compiten con los quesos…

Cerca de Tejeda encontramos el hotel Parador de Tejeda, con una terraza impresionante donde tomarte un café mientras vemos Gran Canaria a nuestros pies y apreciamos el Roque Nublo, un emblema de la isla, también conocido como “El hijo del Volcán”.

Vistas desde el Parador de Tejeda

Vistas desde el Parador de Tejeda

Gran Canaria es una isla preciosa, con mucho por ver, mucho para hacer.Los 4 días que estuve me supieron a poco y me dejaron con ganas de volver a recorrer el resto de las islas.

Sin dudas, volveré pronto y les contaré todo al respecto. 

Artículo creado por Magdalena Laborde, nuestra experta en ciudades europeas.